jueves, 18 de noviembre de 2010

Artículo Drogas Legales sept 2001

¿POR QUÉ ALGUNAS DROGAS SON LEGALES Y OTRAS NO?

Decía el filósofo que cuando no se encuentra la solución a un problema planteado en un determinado plano, quizás es que haya que buscarla en otra dimensión. Para ello hay que ser capaz de abrir la mente a un estadio superior.

Es motivo de preocupación para la sociedad, y así lo ponen de manifiesto todas las encuestas del CIS, el problema de la droga (debe entenderse de las drogas ilegales). Y viene siendo motivo de preocupación desde hace más de veinte años.

Es cuestión de preguntarse qué avances se han experimentado durante todo este tiempo. Sería francamente difícil aventurar alguno. El incremento de las incautaciones se corresponde directamente con el incremento del consumo. No se ha detenido nunca a ningún multimillonario enriquecido con el tráfico de drogas, a pesar de que el negocio mueve cada año en España billones de pesetas. A cada desarticulación de una red, con detención de los camellos de turno, elementos de tercera división en el engranaje de la droga, se superpone el establecimiento de nuevas rutas alternativas.

¿A dónde conduce esta política? Sin duda al mantenimiento de un equilibrio dinámico entre el tráfico real y las aprehensiones. La solución pues habría que buscarla en otro plano.

Tratando de ubicar esa nueva dimensión de ideas donde pudiera localizarse una posible solución al problema de la droga recordé el clima creado en Estados Unidos, en los años veinte, con la promulgación de la Ley Seca, que prohibía el comercio y consumo de bebidas alcohólicas en los años veinte. Con ella se propició la aparición de la figura del gánster y de bandas de contrabandistas capitaneadas siempre desde la sombra por personajes sin tacha, prohombres de la sociedad, a los que nunca fue posible imputar delito alguno relacionado con el tráfico de alcohol. Abolida la prohibición se puso fin al negocio de contrabando de alcohol, por lo que las bandas, para mantener sus extraordinarios ingresos, tuvieron que dirigir su actividad hacia el mercado de otras sustancias cuyo comercio continuara prohibido, iniciándose así el tráfico de psicotrópicos.

Ejemplo paradigmático de que el negocio se encuentra en la prohibición lo ilustra la película de Humphrey Bogart Cayo Largo, donde un admirable Edward G. Robinson encarna al gánster Rocky que padece exilio en Cuba. En un pasaje de la película un sicario tratando de animar a Rocky le dice “…tranquilo jefe que la prohibición volverá

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