SEGURIDAD EN LOS CREDITOS DE CAPITAL PRIVADO
I.- Introducción.
Sucesos recientes han venido a poner de actualidad la cara más oscura de las empresas dedicadas a concertar préstamos de capital privado. Como señala el viejo aforismo periodístico sólo son noticias las malas noticias. Por eso sería interesante plantearse si es que hace unos meses estas empresas no existían o, simplemente, si es que no daban lugar a sucesos noticiables. La respuesta a la primera pregunta es fácil pues no hay más que recurrir a la sección de Préstamos de cualquier diario de los últimos 10 años para encontrar anuncios de empresas del sector. La respuesta a la segunda cuestión es un poco más compleja pues depende de un doble factor. Por un lado la actual crisis financiera agudiza los problemas en la devolución de los préstamos. De cualquier préstamo. Y, por otro lado, la falta de regulación del sector ha provocado no pocas incidencias. Estas incidencias, tras un periodo de incubación, se transforman en auténticos problemas que afectan a empresas, inversores y clientes.
A contrario sensu, otra lectura que se puede dar a la ausencia de noticias durante tanto tiempo es que las personas que han conseguido superar una crisis económica gracias a un préstamo de capital privado o han conseguido salvar su casa de un subasta por la rápida intervención de una de estas empresas, nunca han propiciado un suceso que mereciera convertirse en noticia. El correcto funcionamiento de un servicio y el cumplimiento de las obligaciones contraídas por las partes nunca supondrá noticia de prensa.
En un análisis más profundo habría que plantearse cuál es el porcentaje de incidencias por operaciones realizadas. O cuantas empresas, de las que han venido operando en el sector, han sido objeto de queja o demanda. Ambas cuestiones quedan sin respuesta porque, a fecha de hoy, no existe ninguna regulación de la actividad. No existe un censo de empresas, como tampoco existe un registro de operaciones. Su cómputo únicamente podría aproximarse contabilizando las empresas que se han venido anunciando en los medios publicitarios o efectuando un recuento de escrituras notariales, si las operaciones han sido plasmadas en documento público.
Como en cualquier otra actividad existen buenos profesionales y malos profesionales, personas honradas que cobran por su trabajo y otros que son delincuentes en potencia. Estos últimos han tenido cancha para desarrollar sus operaciones temerarias de manera impune. Al menos hasta ahora.
II.- Consumo Vs Ahorro.
La publicidad constante y machacona ofreciendo dinero fácil, dinero rápido, dinero instantáneo, ... convierte a algunos medios de comunicación en coadyuvantes de la caótica situación económica de algunas familias españolas.
La publicidad del tabaco o de las bebidas alcohólicas está fuertemente regulada. Contrasta con la absoluta libertad de que goza una empresa o particular para ofertar dinero, sin ningún control, en cualquier sección de publicidad. Por ello resulta encomiable la labor llevada a cabo por algunos medios de comunicación responsables a través de artículos o reportajes que ilustran y previenen a la población frente a los riesgos de acceder a según qué tipo de servicios. Entre ellos es de destacar el diario LEVANTE E.M.V. que en los últimos años ha venido publicando una serie de artículos: Consejos Prácticos a tener en cuenta antes de contratar un Préstamo Privado, Utilidad del Crédito de Capital Privado, Perfil del Cliente que Contrata un Préstamo Privado, Anteproyecto de Ley de Intermediación de Créditos,... que sin duda han contribuido a mejorar la cultura financiera de sus lectores y a proporcionarles criterios con los que prevenir riesgos o posibles fraudes.
En la Facultad se estudia el fenómeno que se conoce como paradoja de la frugalidad que, en resumen, viene a postular lo siguiente: una sociedad que potencia el ahorro en detrimento del consumo se empobrece.
Entre el consumo compulsivo, utilizando dinero caro, por ser dinero ajeno; y caer en la paradoja de la frugalidad hay una inmensa cantidad de tonos de gris. Hay que potenciar el consumo, pero el consumo responsable. Es decir, el que atiende directamente a la propia capacidad económica.
III.- Perfil del inversor de capital de créditos entre particulares
En algunos estudios se ha hecho referencia al perfil del cliente necesitado de un crédito de capital privado: persona afecta de una situación de crisis financiera, infarto económico, que no puede acceder al crédito de la banca convencional, ya sea por encontrarse en alguno de los múltiples registros de impagados, ya sea por la ausencia circunstancial de ingresos; teniendo, en todo caso, una necesidad acuciante de liquidez.
Sin embargo, nunca se habla del perfil de la persona que se encuentra al otro lado de la relación: el inversor del capital. Si se atiende a las noticias (siempre malas noticias) la idea que se transmite es la de una empresa deshumanizada, a la vez que despiadada, que se aprovecha de la situación de necesidad crítica de las personas para obtener intereses abusivos o, en el peor de los casos, para expropiar a la familia de su vivienda.
En algún caso puede que así sea. No obstante, existe un universo mucho más amplio de modestos ahorradores, trabajadores jubilados o pequeños empresarios que, buscando obtener una mayor rentabilidad a su capital se deciden a invertir en préstamos entre particulares. En estos casos la empresa intermediadora pone en contacto a las dos partes, negocia las condiciones y provee de las necesarias garantías tanto al inversor como al receptor del préstamo. Al primero para confíe en que su dinero está suficientemente respaldado y, al segundo, para que conozca las condiciones exactas de la devolución, en base a posibilidades reales de refinanciación.
Así, un inversor puede obtener rentabilidades altas que, sin llegar a la usura, pueden fácilmente alcanzar el 15 ó el 20%, frente al 4,25 % ofrecido hoy por la banca convencional. Además, al conocer de primera mano la operación financiera en la que invierte su dinero, puede valorar la situación de necesidad que está ayudando a resolver. Hay que partir de una premisa inicial y es que todo usuario de un crédito de capital privado acude a solicitarlo apremiado por un problema urgente, PROBLEMA con mayúsculas, al que no ha encontrado otra vía de solución.
El argumento no es farisaico, prueba de ello es la disminución de ejecuciones judiciales de bienes que terminen en subasta pública, desde la irrupción en el mercado de empresas de refinanciación. Del mismo modo, la figura del “subastero”, como profesional dedicado a la adquisición de bienes en subasta, tiende actualmente a desaparecer.
IV.- Entidades Financieras.
El préstamo entre particulares o la intervención de empresas intermediadoras en el crédito de capital privado nunca han gozado del beneplácito de la banca convencional.
En efecto, existe una doble vara de medir. Por un lado, cuando es la empresa intermediadora la que pone al día la hipoteca bancaria o satisface las deudas contraídas con la entidad de crédito, se elogia y reconoce la labor realizada. Sin embargo, cuando, una vez saneada la situación económica del cliente, se trata de solicitar una mejora de hipoteca o una ampliación del crédito, la empresa intermediadora es mirada con ojo crítico y aparecen los problemas y la desconfianza.
En muchas ocasiones ha sido la propia entidad financiera la que ha colocado a su cliente en el disparadero. Ya sea por permitirle un endeudamiento superior al que podía asumir. Ya sea por el fomento de productos destinados a potenciar el consumo, que merman su capacidad económica
La competencia entre entidades de crédito y financieras conduce al usuario, en ocasiones, a tener varios frentes abiertos, con vencimientos a corto plazo, que bloquean su liquidez. Sin embargo, si se hubiera estudiado la situación económica familiar en su conjunto, ofrecería un aspecto mucho más saneado.
V. Intervención del Banco de España.
La Central de Información de Riesgos del Banco de España (CIRBE) tiene como principal objetivo es facilitar a las entidades financieras los datos necesarios para el mejor análisis de sus riesgos de crédito. Proporciona criterios para evitar el excesivo endeudamiento de los ciudadanos.
Como únicamente se contemplan los riesgos superiores a 6.000.’€ muchas operaciones (tarjetas de crédito, de compras a plazos, de grandes almacenes) quedan fuera del control del CIRBE.
Un mayor intervencionismo por parte del Banco de España serviría para prevenir el excesivo endeudamiento pero supondría un inhibidor para el consumo. En cualquier caso se trata de un difícil equilibrio.
VI. Competencia a la Banca.
Las grandes empresas, cualquiera que sea su sector de actividad, ven en la iniciativa de los particulares un peligroso competidor. El intercambio de información, la sociedad global, la comunicación instantánea, ... son poderosas herramientas que las multinacionales siempre han tratado de controlar. Desde que el uso de internet se ha popularizado las técnicas comerciales han sufrido una convulsión. Las empresas con mejores perspectivas de futuro son las que más rápidamente se han posicionado en este nuevo mercado. Los líderes en cada sector de actividad tratan de hacerse con el control de la red.
En los últimos años hemos asistido a la desaparición de líneas de negocio y a la aparición de otras nuevas. ¿Alguien se acuerda de las clásicas cabinas telefónicas o de los voluminosos listines? Ahora si se desea comprar una vivienda se puede girar una visita virtual por una decena de ellas en una sola tarde. Si se desea comprar o vender un vehículo de ocasión no hace falta salir de casa.
El reloj de cucú de la abuela o la radio de válvulas del bisabuelo han dejado de ser trastos que no se sabe dónde guardar. Ahora se han convertido en objetos fáciles de cambiar o vender en cualquier portal especializado.
¿Por qué no puede ocurrir lo mismo con los créditos hipotecarios? Si un particular dispone de unos ahorros que le están produciendo un beneficio nimio, pues apenas supera la inflación de un año para otro, y se le ofreciera la posibilidad de prestar una parte a otro particular, con plenas garantías, obteniendo un beneficio notablemente superior ¿no sería una posibilidad a considerar?
Hasta la fecha las entidades financieras convencionales disponen del monopolio, imponen sus condiciones y regulan el acceso al capital. Aumentan o disminuyen el flujo en base a generar el máximo beneficio. Lógico y natural. Los criterios de seguridad y fiabilidad han primado sobre otras razones para obtener la exclusiva en la gestión del capital.
Recientes escándalos financieros que están en la mente de todos: Forum Filatélico, Lehman Brothers, Bernard Lawrence Madoff,... han venido a poner en tela de juicio estos criterios. Quizás haya llegado la hora del crédito privado con una adecuada y estricta regulación. Pero, ¿permitirá la banca convencional que eso suceda?
En Valencia a 30 de enero de 2009.